Carnaval de Lamas

Carnaval de Lamas
óleo sobre cartón A3 Serie Matices Peruanos

Llamerada de Puno

Llamerada de Puno
óleo sobre cartón A3 Serie Matices Peruanos

del mirador al puente de los suspiros

del mirador al puente de los suspiros
oleo sobre cartón A3 oct 2016

Marinera Trujillana

Marinera Trujillana
óleo sobre lienzo 80x60cm

Carnaval de Arequipa

Carnaval de Arequipa
Oleo sobre lienzo. 70x88 cm.
Aproximaciones a la pintura de Aminta Henrich
Por:  Manuel Pantigoso
Impregnada de múltiples vivencias, la obra pictórica de Aminta Henrich concentra en el receptáculo del lienzo –o en el mirador de su ventana- sensaciones y recuerdos, cercanías y entornos, cotidianidad y trascendencia, experiencias individuales y sociales, sueños y realidades, es decir, bullente historia y poblada geografía de la subjetividad; toda una riqueza interior que busca su cauce integrador en el producto plástico caracterizado por configurar atmósferas tanto diluidas mediante suaves pinceladas que visten al despoblado dibujo cuanto condensadas a través de fuertes empastes que tienen la pétrea solidez o el brillo de la materia.
Desde la oscuridad de la caverna o del agua estancada surge simbólicamente la vida. Recordemos que la artista es también bióloga, y que por eso sabe que toda creación proviene de las raíces o de las huellas de lo humano (las pampas de Nazca, por ejemplo), hasta alcanzar esa vida la configuración de la energía envuelta en el misterio, en las incógnitas del cosmos, como una manera de encontrar la síntesis entre el arraigo y el desarraigo, la cercanía y la lejanía, el alborozo y la melancolía, construidos mediante esa alternancia de colores fríos y cálidos, definidos y abstractos desde donde se define la luz de la existencia.
La dialéctica de la esencia de la vida –plena de armonías y desarmonías- parece ser, pues, el leitmotiv de la pintura de Aminta Henrich, de sus indagaciones trascendentes,  y de sus logros, plenos de sol y sombras, de silencios y estruendos, de orden y desorden. Desde el fondo del cuadro ha de surgir el sugerente misterio como escoplo permanente del arte, es decir, de esa emoción del ser que se plasma con talento por medio de reminiscencias y revelaciones del espíritu.


Surco, noviembre del 2013.